Conceptos

Soren Kierkegaard:

  • Angustia: Kierkegaard habla de la angustia no desde un lugar de pasarlo mal, sino que analiza lo que significa la existencia, el “estar aquí”. No estamos determinados desde lo racional, ni desde lo biológico, sino que somos arrojados a este mundo con elementos y circunstancias que no podemos controlar, que son imponderables.
  • Individualismo y subjetivismo moral: En la comprensión kierkegaardiana, el individualismo es lo contrario al egoísmo. En este, la verdad y el espíritu no valen nada, gobierna la fuerza brutal, el miedo a perder su posición, a que la gente supiera que los que deciden son ineptos o capaces de todo para cumplir con sus deseos egoístas. 
  • Abandono del yo real: Kierkegaard discute el yo como una síntesis, que se refiere a la naturaleza dividida del yo entre dos naturalezas incapaces de armonizar (infinito / finito, posible / necesario, y eterno / temporal); una tarea, porque tiene que convertirse en sí mismo (una identidad unificada); y una relación a la que se refiere como espíritu, la libertad de determinarse en la relación entre los factores de la síntesis. Esta visión le proporciona la base para su análisis de la angustia, la fe y la esperanza.

Fiodor Dostoyevsky:

  • Libre albedrío del hombre como esencia: Particularmente expresado por el renacimiento espiritual a través del sufrimiento, la idea del suicidio, el orgullo herido, la destrucción de los valores familiares y el falaz determinismo que el racionalismo occidental impone al hombre, subyugando su voluntad a las «leyes de la naturaleza
  • “Si Dios no existe, todo está permitido”: Este es el punto de partida de su propuesta de existencialismo. Efectivamente todo es lícito si Dios no existe, y como consecuencia el hombre está «abandonado» porque no encuentra en sí ni fuera de sí la posibilidad de anclarse. Y sobre todo no encuentra excusas. Si verdaderamente la existencia precede a la esencia, no podrá jamás dar explicaciones refiriéndose a una naturaleza humana dada y fija; en otras palabras, no hay determinismo: el hombre es libre, el hombre es libertad.

Martin Heidegger:

  • Proyecto del ser-en-el-mundo o Dasein: La existencia no depende de la voluntad, sino que somos “arrojados” al mundo y sabemos que es inevitable que nuestra vida termine. La aceptación de estos hechos, así como la comprensión de que somos una parte más del mundo, permite dar sentido a la vida
  • Precedencia de la existencia sobre la esencia: El hombre empieza por existir o, como algunos dicen, por estar arrojado en el mundo, pero a través de este existir, él va construyendo lo que “es”, su esencia. El hombre se “ hace “como él quiere en su libre elección.
  • Se construye a través de su relación con el mundo y los otros: el hombre es una realidad en permanente construcción, que nunca termina por hacerse. Es una realidad abierta, en constante elección.

Jean-Paul Sartre:

  • Conciencia prerreflexiva y conciencia reflexiva: La conciencia prerreflexiva es el mero hecho de percatarnos de algo, el tener conciencia de algo, y la conciencia reflexiva (el ego cogito cartesiano), surge cuando me doy cuenta de que me estoy percatando de algo.
  • El ser-en-sí: Sartre rechaza el dualismo entre apariencia y realidad y sostiene que la cosa es la totalidad de sus apariencias. Si quitamos lo que en la cosa es debido a la conciencia, que le confiere la esencia que la constituye en tal cosa y no en tal otra, en la cosa solo queda el ser-en-sí.
  • El ser-para-sí: Si toda conciencia es conciencia del ser tal como aparecer, la conciencia es distinta del ser (no ser o nada) y surge de una negación del ser-en-sí. Por tanto, el para sí, separado del ser, es radicalmente libre. El hombre es el no-ya-hecho, el que se hace a sí mismo.
  • El ser-para-otro: Sartre defiende que mi yo revela la indubitable presencia del otro en la relación en que el otro se me da no como objeto sino como un sujeto (ser-para-otro).
  • Ateísmo y valores: Para el filósofo, la existencia de Dios es imposible, ya que el propio concepto de Dios es contradictorio, pues sería el en-sí-para-sí logrado. Por tanto, si Dios no existe, no ha creado al hombre según una idea que fije su esencia, por lo que el hombre se encuentra con su radical libertad. Este ateísmo tiene una consecuencia ética: Sartre afirma que los valores dependen enteramente del hombre y son creación suya.