Representantes


Epicuro de Samos

 

(Samos, aproximadamente 341 a. C. - Atenas, 270 a. C.), también conocido como Epicuro de Samos, fue un filósofo griego fundador de la escuela que lleva su nombre (epicureísmo). Los aspectos más destacados de su doctrina son el hedonismo racional y el atomismo.

 

Diógenes de Sinope

También llamado Diógenes el Cínico, fue un filósofo griego perteneciente a la escuela cínica. Nació en Sinope, una colonia jonia del mar

Negro,1 hacia el 412 a. C. y murió en Corinto en el 323 a.C. 2 No llegó a la posteridad ningún escrito; la fuente más completa de la que se dispone acerca de su vida es la extensa sección que el gran historiador y tocayo suyo, Diógenes Laercio le dedicó en su Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres.

 




Zenón de Citio

(336 a. C. - 264 a. C.), nació en Citio, Chipre, en aquel tiempo colonia griega. Fue un filósofo, fundador de la escuela filosófica estoica, que inició hacia el 300 a. C. en Atenas, donde desarrolló su vida intelectual. Su base fue la moral de los filósofos cínicos. Ponía énfasis en el bien racional que se obtenía a través de una vida virtuosa, es decir, acorde a la naturaleza. Su filosofía fue muy exitosa ya desde su época y floreció aún más durante el helenismo y durante el periodo imperial de Roma; de los siglos II a.C. al II d.C.

Pirrón de Elis

(250-270) Filósofo idealista de la antigua Grecia, natural de Egipto; vivió en Roma. Es el fundador de la escuela neoplatónica, que acentuó el contenido místico de la doctrina de Platón. El proceso universal, según Plotino, empieza con el principio divino de lo inicialmente uno, inasequible e inexpresable, que se derrama hacia el exterior primero como inteligencia mundial, luego como alma del mundo, después como almas singulares, como cuerpos singulares, hasta la materia, por la que entiende Plotino la nada.



Ciceron

      

 Aunque el interés de Cicerón por la filosofía comenzó en su juventud, la mayor parte de sus obras filosóficas las escribió en sus últimos años cuando, marginado de la actividad política y golpeado con dureza por los avatares de la vida, buscó en la reflexión filosófica un consuelo, y en la redacción de sus textos, la oportunidad de seguir aportando lo mejor de sí a su querida Roma. De hecho, aunque su pensamiento no es demasiado original, y él tampoco lo pretende, sí tuvo un mérito muy especial: ser el principal introductor y divulgador de la filosofía griega en Roma. Su carácter ecléctico le llevó a buscar en sus obras lo mejor de las diversas doctrinas, estoicismo, epicureísmo, platonismo…, cuyos postulados respectivos exponía en forma de diálogos entre diversos personajes, buscando siempre los puntos de coincidencia y, cuando esto no era posible, dejaba siempre abierta una cierta duda sobre las discrepancias. Esto era, en definitiva, una posición muy pragmática y, por tanto, muy romana, que por otra parte conducía a una saludable tolerancia y antidogmatismo.

 

Plotino

     

(250-270) Filósofo idealista de la antigua Grecia, natural de Egipto; vivió en Roma. Es el fundador de la escuela neoplatónica, que acentuó el contenido místico de la doctrina de Platón. El proceso universal, según Plotino, empieza con el principio divino de lo inicialmente uno, inasequible e inexpresable, que se derrama hacia el exterior primero como inteligencia mundial, luego como alma del mundo, después como almas singulares, como cuerpos singulares, hasta la materia, por la que entiende Plotino la nada.

 



Antístenes

(444 a. C. - 365 a. C.) Fue un filósofo griego, fundador de la escuela cínica. Nacido en Atenas de padres tracios, su condición de meteco (extranjero) lo marcó durante toda su vida. Estudió retórica bajo Gorgias, Hipias de Élide y Pródico de Ceosy más tarde se convirtió en discípulo de Sócrates, de quien adoptó y desarrolló sus enseñanzas sobre ética.

Aristipo

(435 a. C. - 350 a. C.) Fue un filósofo griego fundador de la escuela cirenaica que identificaba el bien con el placer.